“Recuerdos del Parque Camba Cuá”, una obra sobre la retrospección

Este jueves 8 a las 10:30hs se inaugura la exposición “Recuerdos del Parque Camba Cuá” de Maximus Brandan en el plasma del primer piso del CCU (Córdoba 794).

Un video arte que recorre el parque de una forma particular, entre el pasado y el presente y que quedará expuesto del 8 de septiembre al 11 de octubre.

Maximus Brandan es un fotógrafo callejero argentino que en este momento está estudiando composición de música para cine. Dialogamos con el artista para acercarnos más a su obra.

CCU: ¿De qué trata la Expo en el Espacio Plasma?

Maximus Brandan: La expo trata sobre la retrospección. Una vez escuché a alguien decir que la obra la completa el espectador, y humildemente intento que suceda eso. Supongo que aunque no es lo mismo, fue muy influyente para mí a la hora de plantear esta obra la técnica de introspección en retrospectiva inventada por Sigmund Freud.

CCU: ¿Por qué elegiste esa temática?

Maximus Brandan: Tenía ganas de poner el cuerpo. Estuve investigando, y quería hacer algo que implique esfuerzo. En fotografía callejera y en video poner el cuerpo e ir adonde uno no tiene ganas de ir, o hacer lo que cuesta muchas veces es el tao, o al menos la posibilidad de hacer algo fresco. Lo que cuesta suele ser escaso.

CCU: ¿Qué es para vos el parque Camba Cuá?

Maximus Brandan: El parque camba Cuá son tantas cosas que no podría terminar de enumerarlas. Es chipá, es noche, es encuentro, es celebración. Es el kiosco donde todos y todas vamos a comprar cervezas cuando nos reunimos ahí. Es la pista de salto que muchos querríamos usar para saltar al estilo de Dave Mirra, pero no la usamos porque sabemos los riesgos pasada cierta edad de creer que uno puede volar en una bmx.

CCU: ¿Qué es lo que te gusta del video arte?

Maximus Brandan: Me gusta la posibilidad que te da el video arte de experimentar con técnicas cinematográficas, para después aplicarlas llegado el momento en la industria del cine.

Los últimos diez años se produjeron muchos avances en la tecnología, que permiten hacer cosas que si bien existían eran muy complejas o estaban reservadas para personas con mucho dinero, o un nivel de pasión en la búsqueda visual extremadamente alta, o ambas, como ser las tomas aéreas que ahora se hacen con drones.

El video arte permite que esas técnicas tal vez sean miradas por otro en un contexto de instalación visual y que después alguno o alguna la aplique en una sección de una película o un videoclip, en un contexto más masivo o por dinero.

Me gusta que los video artes llamen a la reflexión, y también el lado melancólico. Muchas veces hay fotos que pasan y una voz lamentándose por alguna pérdida. O algún plano de la playa en invierno o sin gente, y alguien recordando indirecta o directamente algún momento en que fue feliz ahí.

También me gusta esa cosa que devela el video arte, que es la posibilidad de hacer video sin dinero y sin actores y llegar a un nivel visual y poético muy alto.

Lo que no me gusta del video arte, o de estas técnicas que yo llamo de collage que implican traer loops de aquí y de allá, como lo haría un video jockey, es que inducen a creer que siempre es posible prescindir de los actores y las actrices.

Nada supera poner una actriz y un actor bonitos en pantalla, con vestuario, con luces cinematográficas, con dirección de fotografía, con peinado, con escenografía y usarlos para contar una historia, ya sea en un video arte, un corto, un video clip, o una película.  Cómo dijo John Ford alguna vez: El insuperable poder del rostro humano

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