Ha Caído otro Goliat. Boca Unidos y su nueva gesta futbolística

La paradoja de David y Goliat ha tenido numerosos episodios en el ámbito del fútbol. En la mayoría de los ejemplos conocidos, hubo ciertas condiciones y cuestiones mínimas que brindaban al equipo menor más posibilidades de afrontar con buen suceso el desafío. Sin embargo, pocos casos pueden estar marcados como este Boca Unidos vs. Racing por un contexto totalmente desfavorable como el que le tocó al conjunto correntino. 

Repasemos brevemente: tras superar la instancia regional ante Crucero del Norte de Misiones, Boca Unidos se enteró de que su rival de 32vos de final sería la Academia el 31 de enero de este año, cuando se sorteó el cuadro principal del certamen. El primer partido de esta fase, se disputó casi un mes después, el 26 de febrero, cuando el campeón defensor, Rosario Central, cayó por penales 4-5 ante Sol de Mayo de Viedma (club que milita en la misma categoría que el Aurirrojo) tras igualar 2 a 2. 

En un hecho también sin precedentes, la Copa se quedó sin campeón defensor en su primer partido. También era un antecedente importante, pero en ese momento tanto Sol de Mayo como Rosario Central habían completado su pretemporada de verano, estaban con sus planteles armados y listos para afrontar las competencias oficiales. Es decir, más allá de las diferencias de presupuesto y jerarquía entre estos clubes de Tercera y Primera División, los momentos de uno y otro equipo eran similares. Después, hay una fórmula ineludible: para poder ganar, el conjunto del escalón inferior se debe jugar su mejor partido posible ante rival que no esté en su mejor día. Eso fue lo que pasó. 

Así, los partidos de 32vos se fueron programando y sucediendo, y las “sorpresas” también: Estudiantes de Caseros venció 3 a 0 a Tigre, Real Pilar (club de Primera D –quinto escalón metropolitano-) derrotó 1 a 0 a Vélez Sarsfield, Villa Mitre de Bahía Blanca despachó 2 a 1 a Newell’s Old Boys, Barracas Central se impuso 1 a 0 ante Unión de Santa Fe y, el pasado 22 de mayo, Estudiantes de San Luis derrotó 2 a 0 a San Lorenzo de Almagro

Mientras tanto, Boca Unidos se quedó sin chances de ascenso al caer por penales ante Desamparados de San Juan el 7 de abril, y sólo tenía por delante el partido ante Racing, que una y otra vez era postergado con el argumento de que la escuadra albiceleste disputaba varios frentes (Copa Sudamericana, Super Liga y Copa de la SuperLiga). Finalmente, el conjunto del “Chacho” Coudet se consagró campeón de Primera División y haciendo uso de sus pergaminos “pateó” el partido con Boca Unidos hasta Julio. 

El primer paso de la dirigencia de Racing fue estratégicamente calculado: adelantaba las vacaciones para sus jugadores y también la fecha del inicio de la pretemporada de invierno para el 19 de junio. Pero había otra cuestión implícita, sabían que Boca Unidos, por disponer de un presupuesto sideralmente menor, no citaría a sus jugadores hasta el 1 de julio. 

Fue una jugada que permitió ganar tiempo. A fines de Junio, Goliat se fue de pretemporada a Estados Unidos, mientras que David, apenas pudo juntar a su plantel, con una sangría importante de jugadores en el receso. La otra cuestión fue el escenario, La Academia gestionó la disputa del partido en el estadio del club Lanús, apenas a dos estaciones de tren de Avellaneda y a 1000 kilómetros de Corrientes. 

Al compromiso, Racing llegaba con un equipo armado, tácticamente pulido (había poco para retocar en el último campeón del fútbol argentino) y físicamente fortalecido. Boca Unidos, llegaba con dos semanas de entrenamiento y nula preparación física, hábida cuenta de que el margen de tiempo era muy escaso para encarar el proceso de acondicionamiento. 

Todos los caminos condujeron a la Fortaleza Granate el pasado domingo 21 de julio, un puñado de ilusos emprendieron la travesía para acompañar al conjunto ribereño que no tenían mucho más alimento para su ilusión que aquella premisa futbolera que indica que “en la cancha son once contra once”. Allí esperaba el gigante Goliat, o Racing, que intimidaba por su pasado laureado y por su presente auspicioso, por su hinchada multitudinaria que pobló los alrededores del estadio en las horas previas, y sus cánticos embravecidos que arengaban a su escuadra y nos enrostraban sus pergaminos. “Y ya lo vé, y ya lo vé, es el equipo de José” coreaba la turba albiceleste cuando entrábamos, en alusión al mítico conjunto de la década de 1960 que se consagró primer campeón del mundo a nivel clubes venciendo el Celtic escocés. Decir Racing es decir, el héptacampeón de los años del Amateurismo (1913-1919), el primer tricampeón de la era profesional (1949-1950-1951). Decir Racing es decir Emilio Firpo, José Della Torre, Fernando Paternoster, Guillermo Stábile, Alberto Marchovecchio, Humberto Maschio, Agustín Cejas, Mario Boyé, Vladislao Cap, Delfín Cáceres, Orestes Omar Corbatta, Alfio Basile, Roberto Perfumo, Juan Barbas, Ubaldo Fillol, Ruben Paz, Claudio García, Ramón Ismael Medina Bello, Reinaldo Merlo, Gerardo Bedoya, Diego Milito, Sebastián Saja, y más cerca en el tiempo, Lisandro López. Una nómina de ilustres que engalanaron las canchas del fútbol argentino defendiendo la camiseta celeste y blanca a bastones. 

Contra esa historia, contra esa hinchada, contra ese presente y contra unos pícaros que activaron la alarma de incendios en el hotel donde concentraba la delegación correntina a las 4:30 de la mañana y luego cortaron el suministro eléctrico, contra todo eso debía jugar este David o Boca Unidos.

El duelo fue el que todos imaginaban. Goliat, haciendo gala de su poderío, arengado por su ejército filisteo, lanzaba la espada sobre David sin poder acertar sobre su humanidad. En algunas jugadas, el filo rozó su piel pero no llegó a lastimarlo. Otras, las oportunas intervenciones del novel arquero paraguayo José Aquino, oficiaron de escudo para contener los golpes. Así, David consiguió desgastar a su rival y lo llevó al terreno donde ya no pesaba su poderío: la serie de penales. La lluvia se puso del lado de los correntinos, posibilitando que Aquino contenga un disparo y dos jugadores de Racing (Cvitanich y Díaz) rematen desviado. Goliat estaba exhausto y frustrado, fue ese momento cuando David vio la gran oportunidad. Fernando Alloco asumió la responsabilidad de ejecutar, estiró su resortera y disparó arriba y a la derecha, justo en la frente de Goliat, que se derrumbó. 

Un abrazo de 1000 kilómetros de largo juntó a los jugadores, a los hinchas que se habían mojado hasta el alma y ya no sentían el frío, a los que gritaron y sufrieron a la distancia desde Corrientes y a quienes estuvimos en la cabina de transmisión, compartiendo estas emociones por Mega 98.1 y www.mega981.com.ar

El mito cobró vida una vez más en una situación sumamente compleja para el club correntino,  en absoluto comparable con otras gestas épicas como el triunfo ante River Plate (3 de diciembre de 2011), Boca Juniors (16 de julio de 2014) o los ascensos al Argentino A y la B Nacional. El pequeño David, sin más armas que su ferviente deseo de hacer historia, escribió otra página dorada en su libro y en los anales del fútbol correntino.

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