Por Oliver Kozlov
El nombre es absurdamente largo, pero es el primero de los hermosos esfuerzos que nos presenta alguien que podría comparar con otra persona pero que seria injusto porque va a ser materia de comparación con los que vengan ahora. Estoy todo el tiempo tentado de insultarlo pero es que no puedo porque quiero mantener las formas.
Guitarricadelafuente (Álvaro Lafuente – Benicàssim, España – 1998) es el pibe de 21 años que viene a cerrar la sagrada trinidad de la nueva música española. Este tipo es el niño Jesús de la virgen Rosalía y San C Tangana. El sensible, el frágil, el lindo, el angelical, es el que faltaba en esto de la piba empoderada y el wachin rudo.
El otro hermoso esfuerzo es escucharlo, al igual que Billie Eilish el valor del susurro y el silencio es magnífico, un uso sutil, fantástico. Sus temas arrancan en un fade larguísimo y orgánico, no hay perillas, sus manos van acariciando la guitarra cada vez un poco más fuerte hasta que ya no es caricia: es canción. Y la agarra de una manera extraña, porque… no se la cuelga, la abraza. Miro cada video con miedo a que salga… no sé… rapeando, pero mientras más buceo… el chabon y la violita, algunos arreglos lindos, cuerdas… Me hace acordar a Aristimuño pero ponele que está en mi patio y con el mic del cel.
Tan indie que duele. Y las letras señora, no me haga hablar de las letras!
Una vez un amigo me dijo que los españoles tienen una especie de historia con la música melódica. Guitarricadelafuente es el encargado de levantar esa antorcha pero millenial, odio la palabra millenial pero hace que canciones de amor y desamor no suenen ñoñas y en un mundo donde existe Arjona y Axel esto es un montón.
Me alegra saber que puedo seguir descubriendo música, pero no como un hipster, ya tiene un millón de visualizaciones, not new pero… Esa sensación de que al menos una vez, una sola vez, no está una multinacional vendiéndome algo, como ver al primer primer Justin Bieber, no al drogadicto religioso y machirulo que es ahora (igual, religioso fue siempre).
Este artista es como cuando salís de la pileta y viene un airecito fresco que te pega en el pecho y te eriza los pelos de la pierna y vos te quedás con los ojos cerrados porque así se retienen mejor los momentos.
Poné el primero que salga, después abrimos los ojos.