Raros, la contra cara de la gente común.

Convivo con la contradicción de querer cambiar el mundo y que las elecciones me importen una mierda. Lejos del análisis político, sumergido en días vividos y con un miedo social latente, nos percibo perdidos. Pensar y sentir ya casi no se diferencian, nos estamos convirtiendo en sujetos que razonamos mal diciendo que sentimos.

A los que elaboramos interminables conjeturas durante el día se nos hace muy difícil cruzarnos con la coherencia, cuando intentamos entender los lenguajes no podemos evitar sentirnos un montón de pedazos reciclados que forman una persona: que no encaja, que no entiende y que le cuesta transitar los días.

En el camino probamos de distintas formas. Hablamos menos para ver si escuchando aparecen las respuestas, remplazamos el mate por el té, experimentamos con drogas, indagamos en el amor y alternamos los estilos musicales porque no nos encontramos por ninguna parte. Tenemos todas las aplicaciones desactualizadas, un wifi poco seguro y estamos sin memoria para almacenar basura. Nuestro sistema operativo es incompatible con el amor y la postmodernidad.

Somos una suma de supervivencias que se mueve por el espacio y estamos acostumbrados culturalmente a zafar para llegar a mañana, cargamos un montón de indecisiones que tarde o temprano exigirán respuestas. Tenemos estrategias y planes a desarrollar que se ven boicoteados por la desconfianza que el mundo nos genera. Siempre que exhibimos la totalidad de lo que somos ante otro estamos generando una desventaja en el futuro.

Me animaría a decir que hay una sub comunidad no asumida socialmente, los raros. Sujetos que se desvían de los mandatos, que suelen hacer asociaciones extrañas y siempre están buscando el desperfecto. Quizás rebeldes, tal vez un poco más reservados, a veces más libres. Ser raro es romper con las estructuras de las relaciones cotidianas, que el otro no entienda el porqué de tu no adaptación a lo establecido, es una calle en contramano muy divertida, tiene muchos acantilados y los placeres pueden pasar desapercibido pero son más genuinos.

Sin embargo diferenciarte del común de la gente no te garantiza nada. Para avanzar al siguiente nivel hace falta valentía, y eso no hereda ni se compra. Se siente, se busca y se resiste. Los cobardes pertenecen a la mayoría.

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