Las acciones diarias son el lenguaje escondido detrás de las palabras, Los vicios la manera más cobarde de morirnos y la TV es un descanso a la verdad.
Es más fácil preocuparnos por lo que pasa en Chile que ocuparnos de los asuntos de suceden en la cuadra. Nos indignamos para no hacernos cargo y falsificamos verdades para obtener comodidad.
No es lo mismo equivocarte de colectivo que tomar uno equivocado por elección. En el amor el bien y el mal son subjetivos, a cada persona le fabricamos una nube, le seleccionamos el color y elegimos su tamaño. A veces nos utilizan como arco iris, otras veces nos quedamos encallados en la melancólica de una lluvia con sol.
Estamos desarticulados y es por eso que las sonrisas cotizan más alto, no cualquiera sonríe estando apagado. Nuestra economía representa la vida que tenemos, estamos complicadamente endeudados con el pasado y eso nos dificulta las inversiones futuras.
A veces pensamos en irnos de la ciudad en la que estamos, de la casa en la que vivimos, incluso a otro país. Convivimos con la ilusa creencia de que lo que somos se quedara en el lugar que dejamos. En Francia, en Bangkok, en Costa Rica o en Ecuador serás el mismo, tal vez con menos culpas, pero seguirás siendo la víctima o el culpable del escape.
Es fácil ser un barra brava ideológico lo difícil es jugar los partidos, hacerte cargo de tu días, entrenar los ideales y padecer las posibles derrotas. Desde la tribuna la vida siempre es más fácil y nadie hace un gol la primera vez que patea al arco.