Brasil: la ultraderecha radicalizada

Nota de Tatiana Ledesma Flores

El pasado domingo en Brasilia seguidores del ex presidente Jair Bolsonaro intentaron un golpe de Estado. Sin acompañar las acciones, el ex mandatario se encuentra recluido en Estados Unidos.

Las últimas elecciones presidenciales en Brasil fueron las más pujantes en los últimos años, llegando incluso a dividir de forma tajante al pueblo. Simpatizantes de Jair Bolsonaro, el ex-presidente, continúan sin aceptar la victoria de Lula Da Silva.

La toma el pasado domingo de las principales instituciones estatales ubicadas en Brasilia, fue el corolario de una serie de actos que se sucedieron desde que se conoció la derrota de Bolsonaro. Con un discurso facista, el ex presidente caló hondo en la mente de un gran sector de la población.

Simpatizantes de sus ideas y acciones, a mitad de diciembre ya se habían convocado para contactar alienígenas. En la calle instalaron un dispositivo que a través de los celulares, emitía señales de ayuda para que quienes habiten fuera del planeta asesinen a Lula.

Las imágenes son impactantes y llamá la atención que un grupo de personas se preste a esta acción. Bajo este ejemplo, ya nada más queda para definir el por qué se ha detonado la situación con un intento de golpe el pasado domingo.

Entre seis mil y diez mil manifestantes irrumpieron de forma violenta en el Palacio del Planalto, sede de la Presidencia, y el Supremo Tribunal Federal. El Congreso fue tomado y a su paso, los grupos terroristas destruyeron obras de arte invaluables para la historia del vecino del país.

La ultraderecha brasilera se convirtió en un grupo terrorista que ellxs mismos denuncian en la oposición. No hay otra definición para lxs miles de manifestantes que tomaron, violentaron y destruyeron las principales instituciones democráticas. El terrorismo se presentó en Brasil de la mano del discurso facista.

Desde las 14:00 hs. hasta las 20:00 hs. se vivieron escenas apocalípticas con una violencia inusitada y vandalismo. Incluso sectores de la policía apoyaban estos actos, lo que implicará sanciones. Así lo confirmó Lula en su discurso cuando la situación ya fue controlada y el intento de golpe desactivado.

Mientras miles de personas desconocían al actual presidente y pedían el regreso de Bolsonaro, el ex mandatario se encontraba recluido en Estados Unidos. Si bien aduce que necesita tratamiento específico para consecuencias actuales del ataque que sufrió durante su anterior campaña, existen dudas al respecto.

Sobre todo porque el día anterior a la asunción de Lula, viajó al país del norte. Motivo por el cual no estuvo en el traspaso de mando. El día después del intento de golpe tuvo que ser internado en un hospital en el Estado de Florida.

El saldo de la jornada fue de aproximadamente 400 personas detenidas y un Brasil caracterizado por sectores de ultraderecha radicalizados. En una Latinoamérica en la que los discursos fascistas han dañado tanto las sociedades, estas acciones son señales de alerta para todas las democracias.

 

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