Cuestión de humillación

Por Meli Echeverría

Volvió a la tele, en prime time, el programa que se cargó varias psiquis en los últimos años, “Cuestión de Peso” estrenó nueva temporada. Por si nos quedaba un espacio que vulnerar.
Para empezar a hablar de este programa tenemos que hablar del Dr. Alberto Cormillot, pieza importante en el juego macabro de la industria de las dietas.
Este doctor construyó su imperio entorno a las personas gordas usando la vulnerabilidad, la discriminación, el estado mental de las personas marginadas por su cuerpo para forrarse de guita y alzarse como este “Dios” que tiene la respuesta a la felicidad: ser una persona delgada.
Como hija de los 90’ y habiendo habitado en un cuerpo que en ningún momento se adaptó a la hegemonía, tengo más recuerdos de Cormillot y sus dietas que de mis compañeritos de la primaria. No soy consciente a qué edad empecé a sentir que mi cuerpo estaba mal pero estoy segura que siendo muy niña ya jugaba con otras hijas en las reuniones de “A.L.C.O” (“Asociación de Lucha Contra la Obesidad”, una creación del mismo Cormillot).

Podría hablar extensamente de cómo fue ser una niña (y adolescente) marcada por las dietas restrictivas de un personaje tan dañino como Alberto Cormillot y todo su imperio.

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¿Estaría demonizando a una persona? Pero claro que sí, este doctor – que por cierto, está en falta con todo lo que implica la moral y ética de su profesión- es un siniestro, que encontró un lugar en la gran máquina del capitalismo que destruye y consume. Encontró su veta donde no ve a personas en las personas gordas, ve billetes y todo su imperio se basa en eso. Desde adultos hasta infancias, no hay límites.

Tenía 7 o 8 años cuando me di cuenta que estaba haciendo una dieta, cuando tenía que imaginar que las semillas de mis galletitas de salvado eran chips de chocolates, como las que todas mis compañeritas llevaban al colegio. La discriminación constante me acompaña desde que tengo memoria y probablemente lo haga siempre, pero algo que no puedo olvidar es el fantasma de la presión y ansiedad que sentía cada jueves que iba a estas reuniones del mal donde me adoctrinaban, donde arruinaban mi relación con la alimentación y donde me pesaban, y si bajaba algunos gramos todo era felicidad y felicidades, más si subía todo era decepción. Algo así teniendo 12 años es muchísimo.

El entendimiento de mi entorno y de cómo funcionaba mi vida social estuvo siempre marcado por esto, por mi cuerpo, por mi peso y principalmente por lo “buena” que era si bajaba de peso y por la decepción que era si lo subía. Siempre fue algo interno, algo que si no pasabas no lo entendías o no opinabas más allá de un comentario al pasar.

El circo abre sus puertas

Cuestión de peso - Programa 28/02/17

Pero se abrieron las puertas del circo de la humillación hace 18 años, cuando salió al aire y fue un éxito, el primer programa de Cuestión de Peso.
Al ver estas cosas de nuevo pienso en mi yo de 15 años mirando todas las tardes eso, sufriendo hambre y dañando mi cuerpo para que el número en la balanza baje y al fin pueda ser feliz. Pensando “quisiera ir yo también” porque nunca es suficiente, porque la secta de Cormillot no solo te vende que la felicidad es totalmente dependiente de cuanto pesas, también te convencen de que sin ellos no es posible absolutamente nada.
Es casi insoportable pero les voy a desbloquear un recuerdo horrible: este formato espantoso tuvo su versión infantil, donde sometieron a las infancias a burlas y humillación, donde había premios y castigos para las niñas y niños, donde les hacían elegir entre una ensalada y papas fritas, si elegían las ensaladas = un juguete. A niños de 3 años los ponían a ordenar golosinas por su valor calórico. No solo es peligroso por los trastornos alimenticios si no que es perverso romper la niñez tan temprano, confirmándoles que su cuerpo está MAL.

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La violencia, humillación y la burla son las características principales de este show, a los adultos les hacían ponerse frente a un espejo para que enumeren todo lo que no les gustaba de ellxs mismos, es extremadamente violento no solo para esas personas expuestas sino también para TODXS los que mirábamos. Ver y escuchar cosas tan horribles de una persona con un cuerpo parecido al tuyo, ¿Qué clase de pensamiento puede generarte? ¿De qué tipo de “salud” hablan?

Buscan que las personas gordas nos odiemos a nosotras mismas, que pensemos que somos un asco, monstruos que tiene que cambiar NO IMPORTA QUÉ. Todo bajo la mirada y comando de un médico que consideran un UNA FIGURA y emblema de la salud. Todo escondido bajo el disfraz de la buena intención, en la supuesta búsqueda de la salud. Estas personas llevan el su peso en una remera, escrito en números gigantes, porque son reducidos a menos que personas. Son números porque la verdadera búsqueda de este negocio de DINERO.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

¿Es saludable deteriorar el estado emocional y mental de las personas por la forma en la que son sus cuerpos?
¿Es salud la humillación pública en prime-time a cambio de la búsqueda de una supuesta salud física, no solo dejando de lado la salud mental si no que deteriorándola?
¿Quieren tratar la salud? Premien a quienes mejoran hábitos y los mantienen, premien a quienes mejoran sus analíticas. Dejen de premiar al ÚNICO indicador que no habla de salud: el peso.
Ya que les gustan los números: un 95 % de personas que hacen dieta no solo recupera el peso sino que la dos terceras partes de esa gente recupera más del doble. La subida y bajada de peso daña nuestra relación con la comida, nuestra salud física y mental. Si las dietas funcionaran sería suficiente hacer una sola dieta en toda nuestra vida. ¿Cuántas dietas hicieron ustedes? Yo perdí la cuenta.

Las dietas restrictivas no funcionan simplemente porque son una solución que no sirve para una enfermedad que no existe.

Pero ¿a quién le sirve que todxs hagamos dietas? A los accionistas y personajes de la industria de la dieta, porque así como el mismo Dr. Alberto Cormillot, solo ellos y sus miles de productos dietéticos tienen la solución a este problema. Solo en Estados Unidos por año se hacen unos 75 mil millones al año.

Desde el activismo de la Diversidad Corporal se reclama, primero que nada, una AUTONOMÍA CORPORAL para que cada persona sea libre de hacer con su cuerpo lo que desea, no está mal bajar de peso, no se señala a nadie porque querer hacerlo, lo que se denuncia es un sistema que promueve y vende la delgadez como la principal y única solución a todos los problemas.

Se exige que se respete la individualidad y las particularidades de todas las personas, más allá del tipo de cuerpo que tengan, pero principalmente que no se ataque y humille a las personas por estas diferencias.

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