La política en tiempo de memes y tuits

Por Meli Echeverría

Pasados los 30 años se empieza a ser consciente de que el presente es la historia que después será contada a los que están naciendo hoy, futuros argentinos que quizás encuentren el meme de “Chau Argentina, hola Córdoba” y tengan que leer un poco de la historia para saber quién era Schiaretti y por qué en un debate previo a las elecciones de 2023 hizo que un país completo google su nombre porque al entrar al estudio de televisión todos no hicimos la misma pregunta “¿Quién es ese?”.

Quisiera una máquina del tiempo para ver qué estrategias usan los docentes del año 2099 para contar y explicar nuestra historia. Pero espero que no dejen de lado la mejor y la peor característica que tenemos como sociedad: la capacidad de reírnos aún entre las llamas.

El domingo sucedió el primer debate presidencial de cara de una de las elecciones más bochornosas que tuvo el país desde la vuelta a la democracia. Porque, a pesar de lo que algún candidato con falta de límites quiera decir, una vez la democracia no estuvo, nos la quitaron y eso no fue una “guerra” ni fueron “excesos”, fue un genocidio y son 30mil+.

Las opciones son escasas, casi inservibles y la necesidad de hacer algo es imperiosa, pero ya se siente el sabor de que ya es muy tarde, ahora nos queda entregar el penoso voto del “menos peor”, algo que vengo escuchando decir a mis padres desde el primer día que fui a votar. Cuando pregunté “¿a quién tengo que votar?” me contestaron “al que te parezca menos peor, son todos iguales”. Esa es la educación política que tuvimos la mayoría de parte de nuestros adultos.

Estas opciones son consecuencia de años de votar “al menos peor”, años de “votemos a este que ya tiene plata, no nos va a robar”, de “bueno volvamos a votar a estos que son chorros, pero al menos hacen algo” y así al infinito.

La responsabilidad democrática la aprendí de muy grande con algunas elecciones arriba, con años de adolescencia diciendo la frase más cobarde y estúpida de todas “no me interesa la política” como si fuera un deporte o un sabor de helado. Aprendí con el tiempo que la frase trillada de “todo es política” es real y que hoy somos y existimos como seres de derecho porque alguien lo entendió antes. No quiero citar a Spider-Man, pero me puede lo millennial: votar es un derecho, pero hacerlo consciente de que nuestro voto va a definir nuestro rumbo es una responsabilidad, una responsabilidad que por años ni siquiera la pensamos.

Un poco de vergüenza me da pensar a los futuros niños estudiando nuestra historia, viendo clips del debate y preguntando “¿Esto era lo mejor que había?”

Puedo destacar la elocuencia de algunos, el mamarracho de otros, pero me cansé de nombrar a los candidatos y marcar cada referencia ridícula, pregunta desafortunada o frase de titular (Myriam de vos hablo, gracias por lo de gatito mimoso) en ex-Twitter. Me gustaría que esta nota sea sobre los proyectos que tienen, sobre la explicación paso a paso del CÓMO de ese maravilloso y aplicable plan que tienen. Pero como al parecer quieren que juguemos a la ruleta con nuestro futuro y elijamos al mejor vestido o al que menos cara de demente tenga, voy a proponer que nos preguntemos cómo llegamos acá y por qué vivimos nuestro presente y posible futuro como un partido de fútbol, por qué pensamos que hay un ganador y un perdedor después de estas elecciones.

Les cuento algo sorprendente: perdemos todos o ganamos todos. El equipo somos todos. El único adversario es la realidad, son las situaciones, son las circunstancias, es la pobreza, la inseguridad, la falta de derechos, es la lucha que nadie ve, es el femicidio que pasó hoy en Neuquén, es el violador Dashe encubierto por los poderosos de esta provincia, son los medios de comunicación comprados por el gobierno, la falta de políticas y obras públicas; es la ignorancia de que los planes para superar todo eso son las propuestas que necesitamos.

Me pregunto en qué momento nos vimos como enemigos, en qué momento apuntamos nuestros cañones (no digo armas porque me da un poco de miedo the loving pussycat) hacia nosotros mismos. Parece que vivimos este delirio constante donde la violencia y la risa son protagonistas, los límites cada vez más corridos. En CADENA NACIONAL un candidato negó la tragedia más grande de nuestra historia y la respuesta automática es hacer un meme sobre eso.

Un poco siento que fingimos demencia muy fuerte, se nos fue de las manos y terminamos en esta. 

 

 

Entre nos traté de escribir esto de la manera más objetiva posible así que me voy a tomar el atrevimiento de decir: la derecha jamás.

 

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