Por Morena Mendez
Como nuestra audiencia sabe, en los estudios de MEGA 98.1 se encuentra Delicada y Violenta, nuestro programa radial dedicado a plantear temas de actualidad y cultura general con un giro centrado en la mujer y su aporte hoy en día. En una búsqueda por brindar más espacios artísticos en los que referirnos a ellas, ahora sumamos el ámbito de la literatura.
Hablemos entonces de la escritora y poeta santafecina que decidió darle una nueva perspectiva ideológica a la épica fantástica y hacer lo que J. R. Tolkien, pero desde una visión latinoamericana, sin esperar o pensar que terminaría convirtiéndose en la precursora de este género en nuestro continente.
Liliana Bodoc nació en Santa Fe, el 21 de julio de 1958 y fallece en Mendoza, el 6 de febrero de 2018. Estudió Licenciatura en Letras en la Universidad Nacional de Cuyo y se enfocó en producir literatura juvenil y para adultos. Durante su carrera recibió muchos premios y sus obras fueron traducidas a múltiples idiomas. De verdad, se trata de una escritora argentina de la que no se habla tanto en los medios nacionales más grandes pero que todos los canales de difusión literaria la convocaron y entrevistaron alguna vez.
Hoy vamos a enfocarnos en su saga primigenia, la que la puso en el mapa y su primer proyecto de ficción. La saga de Los Confines es una trilogía que consta de Los días del Venado (publicado en 2000), Los días de la Sombra (publicado en 2002) y Los días del Fuego (publicado en 2004). Es un relato épico y fantástico (el primero de su clase en Latinoamérica) que arranca en la mesa de la cocina de Liliana, como una forma de revelarse al imago anglosajón: “¿Por qué en el sur tiene que haber gente bajita, negra, oscura y socia y en el norte reinar las personas altas, blancas, radiantes y puras?”, se preguntaba mientras leía El señor de los anillos (confiesa que leyó la obra muchísimas veces así que no sabemos cuándo se hizo este planteo, tal vez la última vez).
Entonces empezó a estudiar nuestra historia al detalle y a crear este mundo enorme que tiene paralelismos geográficos (hay lugares que te recuerdan al desierto de Atacama, a la selva amazónica, a la Patagonia y al Machu Picchu) y representa a antiguas tribus nativas (por los nombres y tradiciones se deduce que representan a los Mapuches, los Mayas y los Aztecas) que se verán invadidas por un Mal, una fuerza ominosa e inevitable que se embarca desde las Tierras Antiguas (muy parecida a Europa) y desea hacerse de las riquezas de las Tierras Fértiles (¿te suena el argumento?).
Todo empieza cuando el Odio Eterno encuentra la forma de entrar a la Realidad porque la Muerte desobedece las Grande Leyes que ordenan la naturaleza y da a luz un hijo propio, Misáianes. Todos estos son personajes y fuerzas que tienen influencia en esta historia, sin contar a los personajes entrañables de las distintas tribus y otros despreciables que vienen del bando enemigo.
Liliana crea un mundo entero con costumbres, relatos, poemas y espacios sumamente ricos y complejos, aunque al final se trata de la lucha del bien contra el mal, cuyo final todos conocemos porque forma parte de nuestra historia. Eso es algo de lo que se hace cargo, porque ella entiende que “el arte no solo es un adorno, es posibilidad de transformación”, cuenta en una entrevista, sabe que incomodar al joven lector ayuda al crecimiento personal y que por eso su obra se enfoca en presentar una historia que ayude en los procesos latinoamericanos de construcción de la identidad. Al fin y al cabo, somos lo que contamos de nosotros y cómo lo contamos.
Encontras esta columna completa en nuestro programa del jueves:
