Argentina y sus dos caras. El poder y la opresión, la expresión y la censura, el corazón y el poder. La impunidad y las víctimas.
Los condenados por el crimen del fotógrafo José Luis Cabezas, hace 22 años en Pinamar, se encuentran actualmente eximidos de prisión y a esto se le suma que el autor material del hecho, el ex policía Gustavo Prellezo, está habilitado para ejercer como abogado.
Si tenes tres décadas encima o más seguramente recordaras lo que significó el auto incendiado en la costa argentina, la cara del fotógrafo por todo el país y Yabran. Las secuelas del Menemato comenzaban a salir a la luz, la impunidad volvía a ratificarse y la mafia política estaba más firme que nunca.
Hoy, a 22 años del asesinato de Cabezas, pareciera que Argentina es la misma: casos no resueltos, muertes y políticos involucrados en crímenes de toda índole.
Nuestro país sigue dividido por el pasado. Jugamos a ser del primer mundo y jamás un juicio llego a tiempo. Partidos políticos vacíos de ideologías y repletos de personajes, gente que vota por afinidad y sabiduría con el diario del lunes. La guerra con tal de tener razón.
A José Luis Cabezas lo prendieron fuego por sacar unas fotos y los responsables gozan de su libertad, Julio López no aparece y ni nadie se pregunta nada. La música mató casi doscientas personas y el poder no tuvo nada que ver. Los presidentes llegan a costa de adicciones y a nadie le importa, a Walter lo mato la policía y Carlos Saul estaba tan hasta las manos que le mataron el hijo. El triple crimen y la insólita búsqueda por Santa Fe, las preguntas del caso Nisman, y la lista interminable de poderosos, políticos y predicadores que no han podido aclarar sus asuntos.
No alcanza con una foto, decir cosas en las redes y levantar estandartes solo para pertenecer; algún día vamos a tener que ir al frente de verdad.
TODAVÍA QUEDAN MUCHOS YABRAN EN ARGENTINA.