Informe de Tati Ledesma Flores:
La película que versa sobre la desaparición de personas en México no debería existir, ya que esta realidad no tiene que formar parte de ninguna sociedad. Sin embargo, el film es necesario para comprender la gravedad de la situación y abrir el debate al tema.
México es sinónimo de paisajes únicos, arquitectura prehispánica preservada, gastronomía con sabores inconfundibles y el clásico tequila. Sus icónicos murales, la revolución, Frida Kahlo y el lugar de nacimiento de Katya Echazarreta, la primera latinoamericana en llegar al espacio.
Lamentablemente el país también es conocido por ser uno de los mayores productores de droga en el mundo. A la par, con el narcotráfico la violencia ha aumentado de manera inusitada a lo largo de los años.
La complicidad con determinados sectores del poder, le ha dado la posibilidad a estos grupos delictivos a expandirse hacia otras actividades ilícitas como secuestro, extorsión, tráfico humano y desaparición de personas.
La película “Ruido”, versa al respecto. Julia, la protagonista, busca a su hija, quien desapareció durante unas vacaciones con sus amigas.
Durante la búsqueda atraviesa la falta de compromiso de funcionarios estatales, la complicidad de fuerzas de seguridad con las organizaciones delictivas, y la soledad y desesperación ante la nula información.
En medio de estas situaciones Julia se encuentra con una amiga que la ayuda y acompaña. Es ella quien la conecta con colectivos de búsqueda de personas desaparecidas.
Durante la película estos colectivos no aparecen personificados, personas reales que los integran participan contando sus historias. A todas las salvó el apoyo de otra mujer que la ayudó, la acompañó y la sostuvo.
Durante 1 hora y 45 minutos se observa el film en un clima de tensión y llanto contenido. La producción es atrapante a cada minuto y su realización permite al espectador, sentir que está al lado de Julia en cada paso.
Ante tanta desesperación por las desapariciones de personas, específicamente de niñas y mujeres con fines de explotación sexual, el Estado mexicano tiene una nula respuesta o incluso hasta burlona.
En la película las buscadoras explican que la Fiscalía nacional de ese país, no les ha brindado respuestas concretas en ningún momento. El órgano que debería encargarse de que estos casos obtengan justicia, hoy no funciona. Lo que facilita que estos hechos continúen con impunidad.
Para ejemplificar esto, se puede citar el caso de María Ángela. Una joven de 17 años que desapareció la semana pasada en la parada Indios Verdes, correspondiente al metrobús de la ciudad de México.
La menor estuvo desaparecida tres días y apareció en un terreno baldío en otra ciudad en una bolsa, maniatada en pies y manos. Tras localizarla con vida, la Fiscalía determinó que la joven no fue secuestrada ni sobreviviente de ningún delito, sino que se fue por su propia voluntad.
Gracias a este caso, miles de jóvenes en redes sociales compartieron experiencias parecidas de intentos de secuestro en el metro. Lo que determinó que existiría una red de trata funcionando hace muchos años, con aparente complicidad de comerciantes de la zona.
Sucede que cuando la familia de María Ángela cortó una cuadra para exigir su aparición con vida, fueron agredidos por comerciantes de Indios Verdes.
La policía de la capital mexicana sostiene que la joven tenía signos de violencia. ¿Cómo se va a atar ella misma de pies y manos y encerrarse en una bolsa?
Esa forma destrato de la Fiscalía hacia la ciudadanía es lamentablemente moneda corriente para la sociedad mexicana. La institución se pronunció de esta forma ante una localización con vida.
Por otro lado, el silencio ante tantas desapariciones y sus nulos intentos de búsqueda y avances de expedientes es atroz, doloroso y un prueba más de que algunos sectores del poder, estarían involucrados en los casos.
“Ruido” no debería existir, porque la desaparición de personas no tiene que formar parte de la realidad de ninguna sociedad. Es una película necesaria, que abre tema para que el mundo conozca lo que pasa en México y la fuerza de los colectivos buscadores