Tiempos modernos: la noción del cuerpo-máquina

Por Tatiana Ledesma Flores

La relación del cuerpo y el cine son los ejes que guían todas las columnas de Eduardo Galak. En esta oportunidad, el profesor de Educación Física e investigador del CONICET, añadió dos nuevos conceptos: modernidad y ciudad. Bajo estas cuatro nociones desglosó en el programa radial, Sin Aportes, el film Tiempos modernos de Charles Chaplin.

Para el investigador el rostro de Chaplin es la manera más rápida que permite identificar el cine de Hollywood en sus inicios. Sus películas poseen la particularidad de ser constantes denuncias políticas, mixturando el drama con la comedia.
De esta forma, “Tiempos modernos es una denuncia política al lugar que tienen nuestros cuerpos en las sociedades modernas y al capitalismo”, explicó Galak. El film data de 1936 y se sitúa en los Estados Unidos. Época en la que aún se sentían las consecuencias de la gran crisis del 29 y se experimentaba la aparición de distintas líneas fascistas a nivel mundial.

El argumento consiste en un obrero industrial que trabaja en una fábrica, pero que llegado el momento, se mimetiza con la máquina que tiene a su cargo. Haciendo alusión a las cadenas de montaje de las industrias fordistas estadounidenses. Por consiguiente, se busca mostrar la idea que el cuerpo es una máquina más
Esta noción de cuerpo-máquina es propia de la modernidad, debido a que la tecnología ya no es una ayuda en nuestras vidas sino que es constitutiva. “¿Qué tanto la tecnología vino a ayudarnos a nosotros o nosotros estamos ayudando a la tecnología a existir?, pregunta Galak.

Y responde que el concepto cuerpo-máquina es una noción del siglo XIX, que desde la ortopedia hasta el celular, se comprenden como extensión de unx mismo. La película, Tiempos modernos, es entonces la representación de estas distintas cuestiones. “Se funde el cuerpo y la máquina en una misma cosa”, argumenta.
Para el investigador la relación obrero-patrón de vigilia constante que se puede ver en el film, hace referencia al panóptico. La idea de que estamos siendo constantemente observados por un “ojo” que todo lo ve, remite por ejemplo a Gran Hermano. La modernidad implica entonces que estamos siendo siempre controlados, que existe una mirada constante.

“Los finales de las películas de Chaplin siempre dejan un mensaje fuerte, esto le valió ser expulsado de la Academia por tildarlo de comunista”, comentó Galak. Tiempos modernos termina con una movilización sindicalizada de obreros pidiendo una mejora.

Para finalizar su columna, dejo la reflexión que “la modernidad se construye, construyendo maneras de controlar los cuerpos”. Como los hospitales, las cárceles o las escuelas en las que cada uno tiene su tipo específico de arquitectura. Además adelantó que la próxima columna tendrá foco en la idea de disociación sujeto-cuerpo.

Escuchá el audio, te enterate más detalles del film y estate atentx a Sin Aportes para no perderte la próxima columna de Galak.

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