El Satán de los Esteros: crimen ritual en la “tierra sin mal”

El periodista Leonardo Gentile escribió un libro en el que expone una serie de datos desconocidos sobre el caso Ramoncito, a diecisiete años de su crimen.  

Desde el 2006 Corrientes mantiene en la memoria colectiva el crimen ritual del que fue víctima directa Ramoncito, un niño de 11 años oriundo de la localidad correntina de Mercedes. 

Existen más menores víctimas que se fueron descubriendo a lo largo de la investigación del asesinato, ya sea porque fueron obligados a presenciar el ritual o por ser sometidos a diferentes tipo de explotación por el grupo criminal que ideó y ejecutó la muerte del niño. 

El 15 de junio de este año el periodista Leonardo Gentile presentó en una librería correntina, ubicada en el microcentro capitalino, un libro estilo crónica al que le dedicó más de diez años de investigación. 

Se interiorizó por el caso Ramoncito en el 2011 y desde entonces dialogó con la familia del menor, con parte de los once condenados a cadena perpetua por el crimen, con actores secundarios del caso, con funcionarios judiciales y policiales y hasta accedió a partes del expediente. 

El libro

“El Satán de los Esteros” es una obra que expresa una serie de datos en forma ordenada y clara, lo que permite su fácil y rápida lectura, a pesar de estar llena de tecnicismos propios de pericias forenses y de datos perturbadores, propios de crímenes rituales. 

Su lectura es totalmente atrapante, al punto de ser sucumbidx por la necesidad de terminar rápidamente el libro, ya que conforme pasan las páginas más datos intrigantes se suman al relato. 

La contratapa reza “una hermandad satanista, una red sostenida por el narcotráfico, la pedofilia, el poder político y judicial. La garra del feudalismo provinciano que atrapa a un niño pobre”.

El material se divide en tres partes concretas, el día que encontraron el cuerpo de Ramoncito y las primeras investigaciones que surgieron; la investigación más profunda que revela los datos más perturbadores; y el juicio y sus posteriores desenlaces. 

En el libro resuenan nombres de funcionarios que fueron claves para la provincia y de otros que aún están activos, como Arturo y Ricardo Colombi y el actual gobernador Gustavo Valdés, que para la época ejercía como ministro de Gobierno. 

Desde la parte judicial aparecen el fiscal Gustavo Schmidt, el entonces fiscal general Cesar Sotelo, el juez Raúl Guerín, la oficial Claudia Blanco. 

No se puede dejar de mencionar a Martha Pelloni, la monja que fundó la red de Infancia Robada tras el crimen de María Soledad Morales y que no sólo acompañó a la familia de Ramoncito, sino que también declaró en el juicio por su crimen. 

En el marco de la explicación de las creencias religiosas, lo místico y las descripciones que tienen este tipo de sectas, se encuentran las declaraciones del licenciado Humberto Miceli, quien para la época estaba al frente del Gabinete de Investigaciones Antropológicas. 

A la par, existe el relato y la entrevista a una testigo clave del caso, quien fue obligada a presenciar el crimen y era considerada primordial para el grupo que organizó el ritual. Ella aún se encuentra en calidad de testigo protegido, debido a la magnitud de su declaración para la causa, pero sobre todo porque aún recibe constantes amenazas. 

Las aristas

Acorde a las investigaciones de Gentile del crimen ritual al que fue sometido Ramoncito, se desprenden varias investigaciones paralelas en las que culminarían involucradas más personas. 

Sobre todo la declaración de esta testigo protegida habría sido clave para identificar a más personas que habrían estado implicadas, pero que no fueron determinadas como culpables. 

Se menciona a Victor Cemborain, el dueño del supermercado El Lapachito en Mercedes y quien años después del crimen sería electo intendente de la localidad. 

A la par, se encuentra el estanciero Tito Enciso, quien es indicado por la testigo protegida como quien sería uno de los responsables del narcotráfico en el lugar y además, de aparente pedofilia. 

Declaraciones que luego la misma Pelloni replicaría y a las que agregaría datos espeluznantes, como la constante celebración de aparentes “misas negras” en la localidad, en las que participarían jóvenes de todas las clases sociales. 

Esta aclaración vale al explicar que gracias a una entrevistada bajo la letra X, para preservar su identidad, el autor del libro habría accedido a la información de que existiría una persona considerada “el Supremo”. 

Es él quien decide a través de un mecanismo determina si la joven de familia adinerada es la elegida y si lo es, su padre podría abonar una gran suma para salvarla, por consecuencia su reemplazo se buscaría entre jóvenes de sectores más vulnerables. 

Este es uno de los ejemplos místicos que se desprenden del relato del crimen, vale la característica ya que de la entrevista sólo se encuentra su materialización en el libro. 

Sin embargo existen aristas igual de impactantes con datos no místicos, como la muerte de “Nani” González Moreno, el joven mercedeño de 28 años encargado de la distribución de la publicidad oficial, del entonces gobernador Arturo Colombi. 

Tres años después del crimen de Ramoncito los primos Arturo y Ricardo Colombi se disputaban la Gobernación en un ballotage. A 48 hs. de las elecciones finales, el aparente suicidio de Nani sacudió hasta el ámbito nacional. 

“Quieren matar a mis cachorros. Me voy a pegar un tiro para salvarlos”, fue el mensaje que le habría enviado el joven a su jefe político la madrugada de su muerte, junto a fotos que habría recibido de sus hijos yendo al jardín. 

Acorde a la investigación a la que pudo acceder Gentile, la policía encontró dos vainas servidas fuera del auto y un trazo zigzagueante en la maleza, como si un vehículo pasara a toda velocidad. No encontraron rastros de pólvora en las manos del muerto. 

Una arista que no puede dejar de ser mencionada es la trata de menores y la filmación y distribución de pornografía infantil. El autor del libro realizó la línea de investigación al punto de determinar que la explotación sexual se daría incluso en un punto central del ex predio de la Cruz Gil.

El caso

El 8 de octubre del 2006 una vecina de la zona de atrás de la terminal de micros de Mercedes encontró el cuerpo de un niño, colocado de una forma muy particular y que presentaba características escalofriantes. 

Conforme pasaron las horas se determinó que era el cuerpo de Ramoncito, el menor por el que su madre había hecho la denuncia de desaparición y que la policía había desestimado. Además, lo buscaba por el pueblo desde hace un par de días. 

Desde entonces Mercedes se convirtió en tema nacional y los principales medios de comunicación del país se hacían eco de lo que pasaba con el crimen del niño, debido a lo cruento de los datos que iban surgiendo. 

Las investigaciones llevaron años, varias testimoniales y un sin fin de allanamientos, hasta que una situación puntual impulsó a la testigo clave a declarar y las pruebas se fueron presentando para aclarar el crimen. 

El 11 de de junio del 2009 el entonces fiscal Alejandro Chaín elevó la causa a juicio oral y la Cámara en lo Criminal de Mercedes imputó a nueve personas por: 

“Homicidio triplemente calificado por haberse cometido con ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado de dos o más personas en concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal y privación ilegítima de la libertad”. 

Se determinó que del grupo que perpetuó el crimen se desprendía una secta ligada a creencias de la magia hispano-guaraní y deidades afrobrasileras que realizaron un procedimiento de magia judeo-cristiana. 

Además de quienes fueron sindicados como autores materiales del crimen ritual, se determinó que existirían autores intelectuales del hecho que no pudieron ser comprobados por el Tribunal. 

En el libro se mencionan a dos de los tres aparentes autores intelectuales y queda abierta la incógnita hacia un tercero, del cual no se brinda un nombre particular, pero se esparcen posibles pistas que permitirían su reconocimiento. 

El grupo criminal

Lo que las investigaciones y el expediente evidencian sobre el estado y el destino de Ramoncito en vida y tras su muerte, que fueron explicitadas en el libro, son irreproducibles. 

No serán esos datos parte de esta nota, ya que para eso se encuentra la obra, y no se pretende tampoco spoilear contenido, porque aunque no parezca y a pesar todo lo expuesto, es una pequeñísima parte de todo lo que el libro presenta. 

Sí es importante mencionar que el grupo criminal que ideó y ejecutó el asesinato del menor estaba perfectamente organizado en grupos que tenían sus tareas específicas. 

Ramoncito pertenecía a la Segunda Generación, ya que era violentado para servir como distribución de droga y enviar mensajes entre las autoridades mayores del grupo, ya que él no sabía leer, pero el grupo no contaba con que luego aprendería y descubriría sus planes. 

Tras las condenas, posteriores encarcelamientos y hasta ubicación de paraderos de prófugos, el caso continuaba teniendo repercusiones.

Por ejemplo, Miceli propuso un proyecto de ley basado en un programa provincial de “Prevención y asistencia a la víctima de grupos que usan tecnicas de manipulacion psicológica, trata de personas, explotacion o reduccion a la servidumbre”.

La Legislatura aprobó el proyecto pero el entonces gobernador Ricardo lo vetó y las apelaciones no llegaron a materializar su cometido. 

Meses después de las condenas una docente de Empedrado denunció que un par de estudiantes menores le confesaron que habrían sido abusados, por un grupo con características similares al que cometió el crimen de Ramoncito. 

Estos datos que se mencionan en el libro, se suman a la declaración del hermano de Victor Cemborain en una radio de la localidad mercedeña, cuando Pelloni mencionó a la estancia Rincón del Diablo de la que era dueño, como lugar aparentemente clave de explotación sexual infantil. 

“Para esa monja es fácil ensuciar a la gente. Mañana mismo voy a denunciar”, declaró en la emisora Luis Cemborain. 

Y agregó que “en el juicio por lo de Moná quedaron presos los perejiles, pero detrás está el poder político más grande de Corrientes, el que maneja la droga de la provincia”. 

Esta declaración resuena con un cartel que apareció a cinco años del crimen del menor en la puerta de la Cámara del Crimen de Mercedes:

“Son responsables de mandar a perpetua a siete personas y el autor material está afuera. Lo van a pagar porque condenaron a inocentes. Serán fusilados uno por uno y quedamos”, amenazaba el mensaje que era firmado por “La mafia”. 

A diecisiete años del crimen ritual ligado al satanismo del joven Ramoncito, este libro vino a aclarar varios interrogantes que permanecieron sin respuestas por casi dos décadas. 

Sin embargo también abrió el panorama a otras investigaciones y más preguntas ligadas a casos concretos y místicos. 

Nombres de personajes del poder político viejos y en funciones, sus fotos en trabajos de magia negra, un libro con indicaciones de cómo realizar el ritual, cuadernos de clientes donde figurarían ex gobernadores, narcotráfico, explotación sexual infantil y turismo se ligan en una crónica que permite dilucidar que Corrientes hace años dejó de ser la “tierra sin mal”. 

 

Cortesía portada: Diario Época

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