Fernando, el nombre que gritó un país

Muy pocas veces todo el país se vuelca a una causa común, haciéndola propia. El asesinato de Fernando Baez Sosa se convirtió en el nombre que gritó la Argentina, pidiendo justicia. 

Por Tatiana Ledesma Flores

Hace dos décadas Graciela Sosa y Silvino Baez decidieron emigrar de su Paraguay natal. Argentina sería el destino seleccionado, tenían como objetivo darle una vida mejor a Fernando, su único hijo. 

Graciela se desempeñaba como cuidadora de adultxs mayores y Silvino en el sector de las construcciones. No podían abonar la cuota de un colegio privado y por eso, Fernando se preparó para competir por una beca. 

Entre 400 personas quedó seleccionado para acceder al beneficio del Colegio Marianista de Caballito. Allí conoció a su novia, Julieta Rossi, y se abocó a tareas solidarias. 

Era parte del ​​“Proyecto Servir”, en el que estudiantes destinan una semana de sus vacaciones de verano a tareas de albañilería y construcción para organizaciones sociales. A la par, colaboraba con la ONG “Seres vs Teneres” que ayuda a personas en situación de vulnerabilidad en la provincia de Buenos Aires.

Tras finalizar los estudios secundarios, decidió que quería ser abogado. Aprobó todas las materias del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires y el premio fueron cuatro días en Villa Gesell con amigxs. 

La noche del 18 de enero del 2020 el boliche elegido para ir a bailar fue Le Brique. Fernando estaba en la pista junto a sus amigos, su novia y las amigas de ella. 

Alrededor de las 3:30 hs. estaba en el VIP del lugar el artista Neo Pistea. Al joven le gustaba y lo fue a ver. “Te amo. Después te vengo a buscar”, le dijo a Julieta.

Ese 19 de enero cumplían un año de novios. Iban a comer panqueques en la playa y mirar el atardecer, ella le había escrito una carta. 

Tras el show del artista, ella lo buscó en el boliche y no lo encontró. Entonces salió del lugar para ver donde estaba y Fernando ya había sido atacado por un grupo de jóvenes. 

Dentro de Le Brique sucedió un altercado en el que uno de sus amigos estuvo involucrado y él quiso separar la pelea. Máximo Thomsen, uno de ese grupo, le hizo una seña pasándose el dedo por el cuello, con el significado de que lo iba a matar. 

Fernando y su grupo salieron del boliche y se compraron un helado, para ellos la situación ya había pasado. La seguridad sacó del lugar al grupo de diez jóvenes, que esperaron la oportunidad para continuar lo que había pasado adentro de Le Brique. 

En ese grupo de diez jóvenes se dividieron las tareas, como si estuvieran organizados. Algunos filmaban lo que estaba pasando, otros golpeaban seguidamente a Fernando y otros impedían que se acerquen personas a ayudarlo. 

El joven tirado en el piso levantó la mano pidiendo que paren, llegaron incluso a dejarle marcada en la cara la suela de una zapatilla. Tras quedar satisfechos con su cometido, los jóvenes se dispersaron para comer, ir a otro evento o al lugar que se hospedaban. 

Una joven que también salía de bailar le realizó Reanimación Cardio Pulmonar (RCP) a Fernando, hasta que llegaron más personas a ayudarla. Cuando arribó la ambulancia al lugar, el joven ya no tenía signos vitales. 

Por el crimen de Fernando el pasado lunes el Tribunal Oral en los Criminal N° 1 de Dolores, de la provincia de Buenos Aires, declaró culpables a los ocho acusados. Del grupo de diez jóvenes, se determinó que dos no participaron del hecho. 

Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi fueron condenados a cadena perpetua por ser coautores penalmente responsables del hecho. Por su parte, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi fueron condenados a 15 años de prisión en carácter de partícipes secundarios. 

El defensor de los jóvenes, Hector Tomei, intentó culpabilizar de la muerte de Fernando a la joven que le practicó RCP. Durante su declaración le preguntó si estaba certificada para realizarla y pidió que explique paso a paso cómo se hace. 

Por su actitud solidaria, el joven era donante voluntario de órganos. Graciela y Silvino quisieron donarlos, pero Fernando había sido atacado de tal forma que estos no estaban en condiciones para su donación. 

Al escuchar la condena Thomsen se descompensó y tuvo que ser asistido. La misma Graciela pedía por favor la presencia de un médico en la sala para que lo asistan. La madre de Thomsen por su parte, culpó a la prensa por el veredicto. 

Tras conocerse que tres acusados no fueron condenados a perpetua, Fernando Burlando, integrante de la querella, afirmó que apelarán el veredicto para que todos los imputados reciban la misma pena máxima. 

Los jóvenes en este momento se encuentran alojados en el penal de Melchor Romero, agrupados en celdas de a dos. No aceptaron la asistencia psicológica que ofrece la institución a los nuevos ingresos. En el transcurso de los días se debe producir el inicio de la convivencia con el resto de los reclusos. 

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