El domingo es uno de esos días donde el cuerpo pide ir despacio, moverse despacio, pensar despacio. Tienen fama de tirar un poco para abajo ante el inevitable paso del tiempo y un lunes que empieza a mostrar sus dientes. El domingazo patiero del Espacio Mariño es quizá la no resistencia a eso, Donde despiertan los monstruos, la banda sonora.
Un domingo puede ser nostálgico como la intro de un programa de la infancia, quizá por eso los monstruos arrancan con algunas de sus canciones más nuevas -como son Acariciando el cielo y Noche. Una suerte de contraste/equilibrio que mantiene a los cuerpos en un baile soft que consiste en mecerse ligeramente al ritmo de la banda y las luces.
Afuera sigue siendo domingo, adentro suena Aldosivi. Una canción que solo se puede escuchar en vivo, que no sabe de algoritmos y que por un ratito hace que sea jueves otra vez. Para quienes nos criamos con Isat sabemos que, en estos tiempos de vorágine de redes sociales, una obra de esta naturaleza es la máxima intimidad y complicidad con un artista. El domingo es una canción que solo nosotros conocemos.
Un escenario lleno de colores pasteles y las luces de Emilia Quintela, público de pie que se sigue amontonando, birras que se abren, los monstruos despiertan. Tebi – como el guitarrista de la DDM – enciende la luz de sus ojos, mientras una nube tiñe el escenario de violetas y rosas. “Empújame hacia el vacío y calma ese monstruo”, resuena en la sala, porque el domingo también es un poquito dejarse caer.
La playlist de los monstruos sigue tomando velocidad, las luces intermitentes y el tiempo se detiene a nuestro favor. Jei.che -como la artista detrás de las visuales y arte de tapa de los monstruos- nos muestra la luz necesaria para no chocar. Todo es un link por si alguno aún no se encuentra envuelto en la complicidad de la noche; en la oscuridad nos conocemos. Ante un silencio breve el amor se vuelve urgente y desde el público gritan: «Mari te amo», a lo que Mari Pozzer -como la tecladista de los monstruos- responde: «¿por qué? si toco todo mal»; los domingos nos asumimos imperfectos.
Entre tema y tema, la ddm cuenta novedades, chistes, charlan entre ellos y con los monstruos espectadores, que esperan el próximo tema. Meli Alvides -como la voz principal de los monstruos- anuncia que se vienen dos temas tristes. «Para quienes no la están pasando bien o les gusta sufrir porque los de piscis somos así «, porque para los que no saben Meli es de piscis como Justin. El primer tema triste es Todos tus museos -single lanzado durante el 2020-, que dice entre sus líneas lo que podría ser el mantra de todos los domingos: “Ya sabemos que es mentira lo que nos decían del amor”. Con una guitarra distorsionada pero sin perder la atmósfera triste dominguera, Tebi se adueña de la sala con los primeros acordes de Pluma. La distorsión se apodera de algunas cabezas que se sacuden y corean otro de los hits de la banda.
Afuera sigue siendo domingo y Lauritacks musicaliza el ir a comprar birra con un set cumbiero que da más sed. Adentro hay gusto a clásico del rock nacional, a Lunes por la madrugada, a cumpleaños y a pastafrola. “No vuelve el tupper, no vuelvo yo”, avisa Meli, que reparte pastafrola por su cumpleaños. Los domingos pueden ser tuppers que no vuelen. La banda se hidrata, cruzan risas entre ellos y, mientras se acomodan, anuncian el estreno de una nueva canción que ya es cortina del programa de radio Hay una guerra, todos los jueves por La mega 98.1. Jei.che hace bailar unos girasoles gigantes y los monstruos ponen a bailar a la gente.
Antes de que empiece a sonar el tema más escuchado de la banda, Mari Pozzer invita a Lane Falcón y explican la coreo para tiktok del tema, porque un domingo también es un poco de tiktok. Así, entre risas y canciones, la playlist de este domingo llega al final, quizá intencionalmente con el último tema de su disco, como el final de temporada de tu serie favorita. Así despiertan los monstruos, así los domingos pueden tener un color tan diferente.