Por Tatiana Ledesma Flores para Las Lisas
La gordofobia y el body positive son dos tópicos que desde hace un par de años se tratan en las redes sociales. En este sentido, existe una gran comunidad con personas idóneas en estos aspectos y que combaten la discrimación hacia los cuerpos gordos, a la par que comparten historias que inspiran y fomentan el amor propio.
Miriam Lara-Mejia es la activista y educadora detrás de “La gorda feminista”, una comunidad en Instagram y TikTok que se enfoca en visibilizar la discriminación, violencia e intolerancia de la gordofobia y el estigma de peso, con un acercamiento feminista y anti-patriarcal. Con contenido que va de lo entretenido a lo serio e inspirador, comparte estudios e historias importantes, su propio camino hacia la apreciación y aceptación corporal y entretenimiento que concientiza. Miriam tiene títulos académicos en Antropología Social y Estudios de Género y se desempeña como directora de contenidos en español para una pequeña editorial de salud en EE. UU.
En diálogo con el programa radial Las Lisas, relató sus inicios en el activismo gordx, tres situaciones claves y diferentes en las que experimentó aceptación o rechazo por su cuerpo y cómo mixtura activismo, el combate contra la gordofobia, la educación del body positive y el hecho de compartir historias en primera persona en las redes sociales. Miriam se define en su cuenta de Instagram (@lagordafeminista) como “Viajera, escritora, cuarentona, gorda”, mexicana radicada en los Estados Unidos, desglosa cómo la gordofobia atraviesa transversalmente a toda América.
“Yo siempre he vivido en un cuerpo gordo. Mi genética más que nada cuando llegué a la pubertad, es cuando mi cuerpo se hizo más gordo, pero toda mi familia es así. La verdad nunca cuestioné a las acciones de la discriminación que vivía, porque es parte de la gordofobia. Llevamos cientos de años promoviendo una filosofía que nos dice que el cuerpo gordo, las personas gordas, son merecedoras de discriminación, son merecedoras de tratos malos y lo vemos como algo normal”, explicó.
En un viaje a Tanzania observó cómo los cuerpos gordos eran celebrados y comprendió otra forma de entenderlos. En Corea sin embargo, vivenció muchísima discriminación, desde no dejarla entrar a locales de indumentaria bajo la excusa de “no vendemos para tí”, hasta prohibirle la entrada a restaurantes.
Ya cuando se mudó a Estados Unidos inició clases de samba y recibió críticas sobre por ejemplo, por qué no se fajaba para usar trajes en época de carnaval. “Mi cuerpo es así, ¿por qué no puedo vivir y bailar con mi panza?”, les respondía. Desde ese momento y con el impacto del inicio de la pandemia, decidió llevar el activismo que realizaba en privado hacia las redes sociales.
“La gordofobia en Asia tiene otros tintes que la que vivimos en Latinoamérica. En cada parte tiene como diferentes contextos y trasfondos políticos, sociales, etc.”, afirmó. Basada en los estudios que está realizando sobre la época de la esclavitud y su relación con los cuerpos, desglosó que la gordofobia deviene desde la concepción de cuerpos de afrodescendientes esclavizadxs a inicios del siglo XVIII y la noción de insaciedad, pues antes los cuerpos robustos eran celebrados e inlcuso emulados en las obras de arte.
Miriam concluyó explicando que la gordofobia es una construcción e injusticia social y por ende, cambiable. Pero para que se produzca un cambio se tiene que ver como eso, porque la justicia no llega, se conquista. “La diversidad corporal debe ser la única norma, siempre ha existido, siempre va a existir y tenemos el poder de construir nuestras sociedades para reflejar ese concepto de derechos humanos básicos para todas las personas y todos los cuerpos”.
Para conocer más sobre ella o su activismo, podés seguir sus cuentas en Instagram y Tik Tok como @lagordafeminista. Escuchá la entrevista completa y enterate más detalles.
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