Cuatro años de la concreción del último sueño aurirrojo

Por Adolfo Pereira – República Aurirroja 

El camino hacia el profesionalismo deportivo de Boca Unidos ha sido largo y lleno de vicisitudes, pero el salto llegó en las últimas décadas. Sin embargo, las páginas más gloriosas del fútbol ribereño no contaban con un escenario propio para completar el relato épico. La inauguración del estadio, el 19 de octubre de 2014, se convirtió en el último hito de la historia contemporánea del club.

Pasaron 87 años hasta que el club que fundaron un grupo de amigos correntinos en la “boca de tormenta” del arroyo Arazá (hoy entubado en la intersección de las calles San Martín y San Luis, del barrio Camba Cuá) tuviera un estadio para la práctica profesional del fútbol. Algo que allá por 1927, era completamente inimaginado.

Boca Unidos casi siempre tuvo “cancha” y sede, pero recién tuvo estadio en los últimos años. La primera estuvo a pocos metros de la esquina fundacional, la segunda estuvo en la manzana encuadrada en las calles Pago Largo, Junín, Don Bosco y Pasaje La Merced. Allí, por ejemplo, mostró sus habilidades un jovencísimo arquero Julio Elías Mussimessi, que luego brilló en Boca Juniors y supo atajar en la Selección Argentina.

En la década de 1980, cuando la escuadra “sangre y oro” empezó a participar de los torneos regionales, el club adquirió un predio más grande en el barrio Arazatí, a metros la desembocadura del arroyo Limita en el río Paraná. No obstante, allí no llegó a disputar ningún partido oficial en el ámbito federal.

Llegó la década del 2000 y, tras la crisis que significó para el fútbol correntino el alejamiento de Mandiyú y Huracán Corrientes de los primeros planos, Boca Unidos “tomó la bandera” de la provincia y la región y se instaló en la segunda categoría del concierto futbolístico nacional, al ascender en 2007 y 2009.

Antes de llegar al cielo, el cielo bajó a Boca Unidos. Recibió en Corrientes y se impuso sobre históricos de Primera División como Rosario Central, Chacarita Juniors, Ferro Carril Oeste y Gimnasia de La Plata. Pero el momento culmine ocurrió el 3 de diciembre de 2011, cuando le ganó agónicamente a River Plate por 1 a 0. Un par de años después supo también enfrentar a Independiente.

Hasta ese momento, el Aurirrojo siempre  actuó en condición de “inquilino”, usufructuando el estadio “José Antonio Romero Feris” de Huracán.No obstante, a la par del crecimiento deportivo, crecía a ritmo más pausado un proyecto institucional, que habría la chance de jugar en un “estadio propio”. En 2009, se elevaron las primeras columnas de la platea oeste, en 2013 la estructura principal ya estaba montada y a principios de 2014 se iniciaron las obras para la segunda tribuna. Por el camino, el predio lindante adquirió nombre: se lo bautizó “Leoncio Benítez” en honor a quien fuera el sostén del club en los años del amateurismo. Las divisiones formativas del club debutaron allí en los torneos de AFA.

Para mediados de año el sueño se acercaba y la expectativa aumentó exponencialmente. No obstante, los requerimientos de AFA postergaron el corte de cinta hasta mediados del torneo de transición 2014. Tras algún ida y vuelta, el ansiado debut en el estadio propio llegó el 19 de octubre de 2014, en un partido que Boca Unidos ganó ante Ferro Carril Oeste por 2 a 0, con goles convertidos por el capitán Leonardo Baroni (actual futbolista del plantel y el jugador aurirrojo con más partidos jugados en la era profesional) y José “Pepe” Sand. 

Fue una jornada llena de emociones para varias generaciones de hinchas, ex jugadores, dirigentes y allegados. Don Leoncio Benítez era uno de ellos, el “Abuelo Pá” llevaba esa tarde el mismo gorrito que usaba en 1984, con la leyenda “Boca Unidos al Nacional”. 

Desde su inauguración, el Aurirrojo disputó 75 partidos, con saldo positivo: 34 triunfos, 19 empates y 22 derrotas. Sin embargo, el cambio no ha sido sencillo y el club lo sintió. El 30 de abril de este año, cayó 1 a 0 ante Sarmiento de Junín y descendió al Torneo Federal A. Pero de a poco “ taba se da vuelta” y, desde que empezó el campeonato, ganó de local todos los puntos. Jugar en su cancha e ingresar a un estadio pintado con los mismos colores que está teñido el alma de sus hinchas, es algo que no tiene precio y que ninguno de ellos cambiaría por nada. 

Aún puede verse en sus retinas, la emoción de esa última conquista que se celebró como el penal del ascenso con Patronato y el gol a River. Cuatro años pasaron ya,  desde la concreción del último sueño aurirrojo.

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