Tenemos que saciar el deseo sin que nos importe tanto las consecuencias sociales. Y no estoy hablando de salir a agitar fanatismo de cualquier tipo, si no que más bien creo que hay que ir un poco más adentro. Las expresiones equivocas a veces tienen como corazón postergaciones sencillas. Si tendríamos tendencia a priorizar nuestros deseos a lo mejor habría más locos y muertos en el mundo, si es que sabemos cuántos muertos tiene la historia. Mayormente sabemos de locos influyentes o que han circulado dentro de nuestro habitad, con los muertos somos igual de fríos, solo los tenemos en cuenta si los conocíamos.
Cuando se murió el Chino de La Nueva Luna descubrí las expresiones equivocas, que viviendo en la ciudad de la trova, donde el mercado del rock suena fuerte, nunca puse ‘La Nueva Luna’ en mi programa de radio. Se tuvo que morir el cantante para que me dé cuenta lo relevante que es la banda para mis recuerdos.
No conozco a ninguna persona que no tenga al menos un recuerdo musicalizado por una cumbia, todos tenemos un güiro que nos transporta al pasado. En nuestra memoria viven historias fugaces que pensamos serian lo mejor del amor, seguramente dimos un beso con palmeras de fondo o bailamos los sultanes en algún carnaval carioca.
Cuando te enteras que se murió un tipo que escribió canciones que fueron la banda de sonido de tu primera curtida, de tu primera noche olvidada y de las tarde larguísimas en las que no te dejan salir por estar suspendido de la escuela; indefectiblemente salís a recorrer el pasado, o lo que queda de él. Porque en cada canción es donde todavía viven aquellos momentos, escuchamos lo que escuchamos para mantener vivo los recuerdos y cuando se muere el ideólogo de todos esos versos es inevitable sentir que a los recuerdos se les apaga la luz. Queda demostrado una vez más, aunque ya lo sabíamos, que el primer amor era imposible que te quiera para toda la vida, que no siempre se sacian los porque y que a pesar de las canciones el mundo se termina.
Independientemente de la Nueva Luna y los estilos musicales siempre deberíamos priorizar el deseo, a pesar de que éste no esté en la cartelera del lugar más concurrido de tu ciudad. Si no sos capas de incluir en tu lista de reproducción el tema que te gusta por ser una cumbia como vas hacer para sostener el estandarte de tus ideales en este mundo frio que ignora a los locos y solo se preocupa por muertos conocidos.